Muchas veces (por no decir siempre) me sentí como Tita. Como un intermediario. Un paso necesario para alcanzar otro objetivo. No sé por qué esa sensación volvió hace poco. Aún no sé por qué. Y no me enojo. No le guardo rencor a nadie. Lo único que espero es que todo el sufrimiento (mi sufrimiento) haya valido la pena para todos ustedes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario