Anoche no podía detener un torrente de pensamiento. Me avengüenza decir que no soy dueña de mi mente. Sí se manda sola.. Sí me juega malas pasadas. Sentía como si me arrastrara un tornado de pensamientos negativos.. veía caras.. escuchaba voces. Y no quiero más de eso. Llegué al extremo de la desesperación.. A buscar mis antidepresivos.. A buscar la manera de retomar eso. Sentía que no había nada humano que pudiera vencer esa maldita sensación que me atormenta. Pensé en eso.. y en muchas otras vías para huir. Enfrentarlo? Es lo que hago siempre, porque no me queda otra opción. Enfrentarlo significa darle paso a esas voces, a esos rostros, a esos brazos negros a que me arrastren. Enfrentarlo significa estar en el vortex, y vencer todo eso. Pero no puedo. No pude anoche. Y no voy a poder. No sé como lo hice para detenerlo. Sólo sé que me ganó el cansancio y me quedé dormida. Hoy desperté renovada. Pero todo ha vuelto a mí con un simple click. Ya no puedo más. Me lo repito una y otra vez, y sin embargo sigo aquí. Le pido por favor que se vaya, que no me debilite más. Pero no quiere. Se alimenta de mi debilidad.. De mi sufrimiento. Hoy se ha hecho más grande y más fuerte. Hoy veré si puedo arrastrarme fuera de la cama, aunque sea con una nube sobre la cabeza.